Somos Aire dentro del Agua...

...y cuando aparecen las burbujas, salen a la superficie los gemidos.

domingo, 29 de agosto de 2010

Municiones para la guerra

Sábado. Me desperté con unas terribles ganas de salir, así que me vestí, me maquillé y salí de casa. 


Tardé unos 40 minutos (sino más, ¡pobres vendedoras!) dentro del local, pero finalmente salí con 3 conjuntos de ropa interior, dos negros y uno borgoña. Todos y cada uno de ellos absolutamente preciosos: tules bordados, encajes, etc.; y uno más para uso diario. Después de probar no menos de 15 corpiños, y probar varios de ellos con remera, para ver cómo quedaban debajo de la ropa, uno de los botones de la polerita que llevaba, decidió volar por el probador.  Así que tuve que comprar una remera también. 


Un poquito más tarde, me desvié un poco del camino a la casa de Aire y me hice un piercing, pero  finalmente llegué, con chocolates para él y sus amigos. Todos estaban en el jardín, dejé los chocolates sobre la mesa y fui a cambiarme.


Estaba sacándome el jean en el baño, cuando Aire entró. Me vio así, en remera y tanga, me abrazó por detrás y me confesó que lo calienta mi piercing. Le apoyé la colita y jugueteamos un poco. Rápido, sólo lo suficiente para empezar a calentar el ambiente, pero no tanto como para que las visitas noten la prolongada ausencia.


Cuando se fueron los amigos de Aire, y mientras él lavaba los platos, opté por regalarle un mini desfile. Me probé cada uno de los conjuntos y él miraba embobado, apoyado en la mesada, al principio, y más cerquita después, probando y aprobando cada uno de ellos con la vista y el tacto. Mientras él terminaba de lavar, elegí uno de ellos, me puse por encima una pollera diminuta y una remera bien entallada y lo esperé así en su cuarto, sentada en el escritorio.


Él llegó con la cámara. Se paró frente a mí, y comenzó a filmar cómo se la chupaba. No mucho, sólo un poco. Tenía otros planes:


“Subite a la cama. Date vuelta. Las manos contra la pared. Subite la pollera. Bailá. Bajate los breteles. Así...” Se acercó a mí, jugó con mis tetas, nos desplomamos en la cama, me tragué su pija, escupió en mi cara y después de mis intentos fallidos de filmar cómo me la chupaba, decidimos olvidarnos de la cámara y coger como animales. Brutal. Fue absolutamente brutal... las polleras lo vuelven loco. Y yo, yo lo vuelvo loco... ¡y me encanta!

3 comentarios:

  1. jejejjejjeje geniallllll!!!!!!!!!! Felicitaciones por el piercing!!! ombligo???

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  2. No, no, en la nariz. Y ¡gracias!, por cierto.

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  3. A mi me encantas vos.
    Y tengo unas ganas incontenibles de hacerte mierda... ya vas a ver cuando te agarre...

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